neurorradiología

20 mar 2012

"Érase una vez... la Neurorradiología" (Once upon a time ... Neuroradiology)

De vez en cuando, volver la vista atrás para ver el camino recorrido nos permite darnos cuenta de cómo hemos cambiado, nosotros y nuestras técnicas (algunas encerradas ya para siempre entre bolitas de alcanfor en el baúl de los recuerdos). Afortunadamente siempre aparece algún abuelo cebolleta que nos alegra con sus historias de aquellos tiempos heroicos en los que no existía la resonancia magnética ni la tomografía computerizada, aquellos tiempos en que para diagnosticar un hematoma epidural había que hacer una angiografía cerebral. Unos tiempos que muchos de nosotros no hemos vivido y los demás casi han olvidado, pero que nos gusta imaginar con la ayuda algún veterano o, como en este caso, alguna publicación con aroma a anticuario. La lectura que os recomiendo hoy,  publicada en AJNR en enero de 2012, es una lectura placentera, un cuento clásico, un fresco histórico sobre la Neurorradiología, para que os abandonéis a vuestra imaginación o a vuestros recuerdos. Sólo le falta empezar por "Érase una vez.."

E.G. Hoeffner, S.K. Mukherji, A. Srinivasan, and D.J. Quint
AJNR Am J Neuroradiol 2012 33: 5-11


6 mar 2012

Algunos peligros de la resonancia magnética (Some magnetic resonance risks)

La resonancia magnética es una máquina poderosa, casi mágica, que permite ver un hombre (algunos añadirían "y una mujer") por dentro, sin necesidad de cuchillo ni serrucho. Es una máquina imponente, majestuosa, atronadora. Es un prodigio del ingenio humano con un corazón magnético. Un enorme imán que permite alojar una persona en su interior para escudriñar su anatomía hasta la obsesión y localizar e identificar la enfermedad que le preocupa. Pero también es temible. Si habéis entrado alguna vez en una sala de resonancia magnética sabéis a qué me refiero. No sólo puede inutilizar cualquier tarjeta magnética o dispositivo electrónico que hayáis olvidado extraer de vuestros bolsillos (o que llevéis integrado en vuestro cuerpo), sino que puede hacer salir volando como un proyectil cualquier cosa metálica que no esté bien sujeta y hacerla viajar a gran velocidad y con trayectorias más que caprichosas por el interior del túnel donde podría encontrarse un paciente. En los dos vídeos que podéis ver a continuación encontraréis la demostración gráfica de algo que todos comprendemos, algunos hemos notado, y pocos han sufrido: la potencia que puede llegar a tener un imán. En estos casos por fortuna el experimento es voluntario y no hubo paciente cerca, pero después de verlos me resulta más fácil comprender el peligro que puede representar entrar con un llavero o un destornillador en la sala de resonancia si hay un paciente acostado dentro, por no hablar de un objeto más pesado o voluminoso. Quién sabe si en un futuro... podremos hacerla sin imán.