neurorradiología

24 feb 2011

El tamaño sí importa (del aneurisma cerebral)

Reflexionaremos hoy sobre la importancia del tamaño de los aneurismas cerebrales para su tratamiento endovascular apoyándonos en dos publicaciones recientes.






En la primera de ellas fueron estudiados pacientes sometidos a embolización de aneurismas no rotos y se llegó a la conclusión de que el riesgo de rotura durante el procedimiento era similar para los aneurismas muy pequeños (menores o iguales a 3 mm) que para los mayores (mayores de 3 mm). No obstante, y dado que el riesgo de rotura aneurismática es significativamente mayor para los aneurismas mayores de 3 mm, los autores sugieren un manejo conservador para los aneurismas muy pequeños no rotos, basado en vigilancia y actuación en caso de cambio morfológico.

En el segundo artículo mencionado fueron estudiados pacientes con aneurismas rotos de arteria comunicante anterior que acudieron al hospital por hemorragia subaracnoidea. Los autores encuentran una probabilidad de nueva rotura durante el procedimiento para aneurismas muy pequeños (menores de 4 mm) que quintuplica la de los aneurismas mayores (mayores de 4 mm).

Parece, pues, que uno debe ser más conservador al manejar aneurismas no rotos muy pequeños y que uno debe temer la nueva rotura intraprocedimental de aneurismas rotos muy pequeños. En este último caso no se recomienda específicamente un manejo conservador, probablemente porque el riesgo de nueva rotura espontánea en aneurismas rotos no tratados es suficiente para justificar un manejo más agresivo.

Sorprende un poco la ausencia de diferencias significativas entre la cifra de rotura durante la embolización de aneurismas no rotos muy pequeños y la de aneurismas mayores, quizá aumentando el tamaño de la muestra aparezcan algunas diferencias no percibidas en este estudio. Parece más fácil lesionar la pared de un aneurisma muy pequeño que la de uno mayor cuando uno maneja un microcatéter o una microguía en su interior, pero debería ser necesario menos traumatismo para dañar la pared probablemente más fina y con mayor probabilidad de rotura espontánea de los aneurismas de mayor tamaño. Del balance de estos dos factores podría surgir cualquiera de los resultados de estos dos estudios. Lo difícil, si se da la misma validez a ambos estudios, es entender la razón por la que la diferencia de tamaño tiene tanta transcendencia en los aneurismas rotos y tan poca en los no rotos.
Misterios de la neurorradiología intervencionista.

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