Existe una contradicción que seguramente hayáis percibido si trabajáis habitualmente con
aneurismas cerebrales. Es una contradicción antigua, conocida desde la publicación de los primeros estudios encaminados a conocer la historia natural de los
aneurismas no rotos. De los datos publicados en 2003 en el International Study of Unruptured Intracranial Aneurysms (ISUIA) se extrae una idea fundamental: los
aneurismas intracraneales pequeños no rotos (menores de 7 mm) tienen un muy bajo riesgo de rotura. Esta información es de una enorme importancia, pero se contradice con el hecho constatable de que una proporción demasiado elevada de los pacientes que llegan a los hospitales con
hemorragia subaracnoidea, sufren ésta como consecuencia de la rotura de un
aneurisma pequeño.
Pues bien, un grupo de investigadores japoneses tiene una hipótesis sobre la razón de esta incongruencia y nos la presenta a través de un modelo estadístico en su artículo publicado online en
Stroke el 6 de octubre, cuya referencia veis más abajo, que se resume en la idea de que el aneurisma que se va a romper lo hará pronto mientras que el que no sangre pronto ya no lo hará. La más interesante de sus conclusiones prácticas es la propuesta de no tratar
aneurismas pequeños descubiertos incidentalmente. Interesante y polémica lectura.
Stroke. 2011 Oct 6. [Epub ahead of print]
Sato K, Yoshimoto Y.
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